4. El cine: del silencio al sonido

Hasta ahora las películas de los pioneros del cine que hemos anotado las consideramos mudas. Pero mudas no significan exactamente silentes, ya que se usaba música de orquesta en la proyección, intentos de doblaje en vivo o imágenes comentadas por el proyeccionista. Muchos fueron los intentos por implementar tecnológicamente el cine y sincronizar imagen y sonido: el gramófono de Edison, el tubo de vacío triódico de Lee de Forest, el sound-on-disc de Western Electric (el «vitáfono»), el sound-on-flim de la General Electric (el «movietone»)... Y sin embargo hubo un cierto desinterés de las grandes productoras en estos momentos por invertir en sincronizar imagen y sonido, ya que habría que invertir mucho más en acondicionar las salas, las producciones serían más caras, había dudas sobre si el público aceptaría un cine sonoro y con el sonido surgirían problemas de exportación de películas al extranjero. No obstante, la Warner Bros. producirá y distribuirá películas sonoras usando el vitáfono como en El cantor de Jazz (1927), de Alan Crosland.

En España el sonido llegará de la mano del onubense Francisco Elías con la película “El misterio de la Puerta del Sol”, en 1927. Para mantener su hegemonía, Hollywood emprendió las versiones múltiples (mismas películas rodadas en diferentes idiomas) para después incorporar los subtítulos o los doblajes. En 1930, el cine ya sería sonoro en su práctica totalidad. A finales de los años 20 la organización industrial de la producción en Hollywood estaba lista para dominar el mercado del cine. Universal, Fox, Paramount, Metro, Warner. Todos estos estudios comenzaron a hacer largometrajes contratando a actores en exclusividad y con un cierto auge del cine cómico, representado por Mack Sennett, Charles Chaplin y Buster Keaton.