1. El proceso de dibujo

Dibujar requiere un proceso que se aprende y se perfecciona con la práctica y con el tiempo. Esa práctica es la que te proporcionará ir desarrollando un estilo propio y personal pero para ello debes conocer unas leyes o principios básicos que te ayudarán a comenzar este camino de una manera fácil y adecuada. Además, antes de empezar a dibujar, deberás tener en cuenta una serie de consideraciones básicas:

 

Actitud.
Cuando empezamos a dibujar lo primero que nos condiciona es el parecido de nuestro dibujo con el modelo que estamos reproduciendo. Solemos frustrarnos por el resultado y, a menudo, nos desanimamos al pensar que no sabemos dibujar bien. Esta actitud es la primera que debes modificar. Comienza a dibujar trazos libres y sueltos, observando atentamente las formas que tus ojos ven, sin preocuparte por la semejanza con el objeto o si el dibujo está torcido o mal proporcionado y, sobre todo, disfruta con cada gesto de tu mano sobre el papel, sólo así conseguirás un dibujo espontáneo y fluido.
Materiales.
Como has visto en los temas 1 y 2, existen un gran número de materiales, tanto en los útiles de dibujo como en los soportes. Elegir los más adecuados al fin que te propongas es fundamental para conseguir un resultado óptimo.
Posición.
Debes adoptar una posición adecuada cuando te dispongas a dibujar. Para ello deberás tener en cuenta los siguientes aspectos:
  1. La distancia al papel. No debes ecercarte ni alejarte demasiado, esto te proporcionará una óptica clara de lo que estás dibujando, y dependerá del tamaño del soporte que vayas a emplear. Cuando utilices un formato mayor de un DIN A-4 deberás alejarte periódicamente del papel para tener una visión generalizada de lo que estás dibujando.
  2. La inclinación del papel. Resulta conveniente que la superficie sobre la que dibujes no esté completamente horizontal, eso obliga al brazo a realizar un esfuerzo suplementario al tener que estirarlo y encogerlo en las diferentes zonas del dibujo, además de restarle libertad de movimiento. La inclinación también viene marcada por el tamaño del dibujo: mayor tamaño-mayor inclinación, menor tamaño-menor inclinación. Para grandes formatos conviene situarlo en posición vertical.
  3. La posición de la cabeza respecto al papel. Nuestra vista debe ser siempre perpendicular a la superficie en la que estemos dibujando.

Dibujar lo que ves y no lo que crees ver.
Cuando pretendas plasmar en un papel la realidad que estás observando, ésta será la base para realizar un buen dibujo. No olvides que la observación detallada es tan importante como el dominio de la técnica. Para ello te proponemos la siguiente actividad.

 

Icono de iDevice Reflexión

Juego de visualización y trazo.

Coge un objeto, sitúalo delante de ti.

Obsérvalo durante unos segundos y realiza una línea imitando un trozo de ese objeto.

Vuelve a mirar el objeto y continua trazando. Sigue el procedimiento hasta terminar el dibujo.

Te habrás dado cuenta que en este periodo no has mal interpretado tus trazos. Simplemente has ido reproduciendo tal cual veías.

Ya has visto las consideraciones previas que tienes que tener en cuenta antes de enfrentarte a la realización de un dibujo. Ahora debes conocer el proceso que se debe seguir en la ejecución del mismo.

En primer lugar, conviene realizar un boceto o apunte previo que te ayudará a captar y recordar las características de lo que dibujarás después. Éste te servirá de encaje y te ayudará a decidir aspectos como el encuadre, la composición así como a analizar las formas y las proporciones.

Sobre estas líneas generales ya puedes comenzar a definir las líneas de contorno sin olvidar que primero se dibuja lo más general y después los detalles.

Por último, puedes comenzar a sugerir el volumen con el sombreado mediante la técnica que estudiarás en los siguientes apartados.